miércoles, 12 de agosto de 2009

Empiezan las alegrías

El 29 de junio llegó la primera alegría. Recibí el mensaje que me comunicaba que había conseguido el segundo lugar en la categoría de adultos del "I Premio de Creación Literaria Areté" (en este certamen había varias categorías por edades).

La narración que había enviado se titula "Hogar de acogida para ideas" y durante un tiempo se pudo leer en la entrada correspondiente de la página del concurso que recogió las participaciones y donde se indicaron los premiados: http://www.aretehuelva.org/concurso09.htm

El concepto base incluido es la validez de cualquier idea, independientemente de su procedencia. Es decir, lo importante es la idea, sin que importe quien la haya emitido.

Inicialmente empecé a preparar otra narración para este certamen, pero pronto me di cuenta de que sería mejor guardarla para cuando sepa escribir novelas ...si es que eso llega algún día. ;-)

De todas maneras, quedé satisfecho con lo que envié y el resultado me dio la razón.

***ENTRADA EDITADA EL 15/10/2011***
El texto se puede leer como una nota en mi perfil de Facebook y desde ahora también aquí mismo, a continuación:


Hogar de acogida para ideas


Durante demasiado tiempo he visto ideas vagando sin rumbo ni destino, libradas a su suerte en un mundo que, en demasiadas ocasiones, las acaba destruyendo, incluso borrando, junto con su rastro, su propia existencia.
Alguien las tuvo una vez, pero no obtuvo la satisfacción que esperaba y las abandonó. Da igual dónde, cualquier rincón sirve para una ideas que han quedado huérfanas de la mente que las creó.
¿Qué se puede hacer con esas ideas?, ¿hay algo que podamos aportar? Tal vez sí: un hogar de acogida para ideas abandonadas, donde se puedan recuperar y demostrar su utilidad o su razón de ser.
¿Y luego qué?
Es fácil adoptar una idea y apenas te obliga a nada. Solamente necesitas darle cobijo en ti, cuidarla y dejarla que se integre con las demás.
Eso es fácil, ¿cuántas ideas caben en una mente?, más de las que te imaginas, seguro que aún tienes espacio libre.
¿Te preguntas si serás capaz?, puede que sí y puede que no. Eso es algo que no te lo puedo asegurar.
¿Has cultivado todas las ideas que has tenido en tu vida? Seguro que no, siempre habrá algunas que se desechan por cualquier razón.
Unas son deformes y nos desagradan sobremanera, nos sorprende su bajeza y rápidamente nos desprendemos de ellas. Otras nos parecen banales, impropias para nuestro intelecto, y las desechamos rápidamente.
Otras…, hay otras que aparecen en el momento más inoportuno y, por ese mismo motivo, no consiguen captar nuestra atención, perdiéndose en consecuencia en el olvido, sepultadas por unas circunstancias, que las ocultan a nuestra percepción.
Es inútil sentirse culpable, somos humanos, imperfectos y con una capacidad limitada. Eso no lo podemos cambiar, es nuestra realidad; aunque sí podemos intentar modificar algunas cosas, mejorar en algunos aspectos, tales como prestar atención, tanto a nosotros mismos, como a las personas que nos rodean.
Pero esto que parece tan sencillo, un simple hogar de acogida, es difícil de conseguir que funcione, pues existen barreras a su integración.
Muchas, demasiadas personas solamente quieren ideas originales, propias, que sean un fruto personal y directo, ya sea de sus genes o de su educación.
Bueno, es posible que también acepten ideas ajenas, pero eso sí, siempre que esas ideas tengan un pedigrí reconocido, que provengan de alguien prestigioso, con un importante status social o intelectual, del cual piensan que obtendrán una parte, que se añadirá al suyo propio.
En el fondo, subyace un concepto clave: ¿toda idea es válida? Yo creo que sí, que cualquier idea contiene en sí misma alguna respuesta.
Aunque sean demasiado simples, son el resultado de unas circunstancias personales, producto de la propia persona que las a creado. Por tanto, tienen un origen y un motivo de existencia.
¿Qué pasa si no nos gustan algunas de nuestras propias ideas? Deberemos pensar cuál es el problema verdadero, dónde nacen, en qué parte de nuestro interior aparecen. Dentro nuestro existen áreas que rechazamos y que querríamos modificar; pero, mientras tanto, seguirán apareciendo esas ideas. Propias, al fin y al cabo.
Las ideas que se esconden de nuevo, por aparecer en el momento menos adecuado, tal vez las podamos recuperar en un tiempo más oportuno. Sencillamente, es cuestión de confiar en que así ocurrirá.
No obstante y aunque nuestras propias ideas sean muy importantes ...para nosotros; hay otras muchas por ahí, de toda clase y condición.
Esas ideas también son importantes en sí mismas, independientemente de que intelecto provengan.
Antes de buscar su origen, la persona de la cual provienen, deberíamos valorar su contenido, su esencia, su aportación.
Hay muchas y muy agradables sorpresas aguardando que alguien las descubra, que reconozca su verdadera importancia y que las valore en su justa medida.
Ahora que estoy finalizando el escrito, mi idea original comienza a ser diferente de lo que expuse al principio. Ha evolucionado, tal como ocurre muchas veces, en que un primer pensamiento recorre toda una trayectoria hasta llegar a la elaboración completa y conseguir un fruto maduro y apetecible.
No es suficiente con “un” hogar de acogida. No.
TODOS debemos constituirnos en hogar de acogida. Para nuestras propias ideas, y también para las ideas ajenas.
Y, de esa manera, obtendremos una vida mucho más interesante y estimulante.

***

.

1 comentario:

  1. Pido asilo caballero!, en el hogar.
    Bueno, es una idea! ;)
    Beso grande que se despereza.

    Lur.

    (genial el relato!, inspiradorrr, y no sigo porque las letras se van para allá_ya ;) )

    ResponderEliminar